LINDSAY CARRILLO
La producción de Carrillo está intrínsecamente ligada a su propia experiencia. Su trabajo reciente marca un punto de inflexión, transformando la inestabilidad y los conflictos personales en la materia prima de su arte. Linday ha integrado conocimientos de arteterapia y psicología en su metodología, no solo para comprender sus propios patrones de conducta y respuestas emocionales, sino para proyectar una "luz" sobre los procesos internos.
En la serie "Terug" (Retorno/Vuelta), es el resultado de esta inmersión. Este trabajo expone una línea narrativa quebrada, donde el arte se convierte en la única vía para abordar problemas reales, desatando una catarsis necesaria para la reconciliación con su "memoria emocional". Este proceso, aunque complejo y marcado por reveses, subraya su resiliencia y su capacidad para utilizar el arte como un anclaje personal y terapéutico.
Linday Carrillo se posiciona así como una artista cuya práctica es sinónimo de autenticidad radical.
PURA CATARSIS
En esencia, la obra es la visualización del proceso de "catarsis" que Linday Carrillo busca, una obra que no solo se detiene en la descripción del dolor, sino que lo atraviesa violentamente para llegar a una verdad personal y, consecuentemente, a un acto de sanación.
La artista confronta sus "patrones repetitivos" y su "memoria emocional". Los colores explosivos simbolizan quizás la emergencia del conflicto (el trauma) desde la energía vital. La yuxtaposición de estas emociones se pueden interpretar como el intento de alcanzar una claridad o reconciliación dentro de la turbulencia. Una pura catarsis en toda regla.